Después de haberse dotado de dos centros de trabajo SCM, con notables ventajas en términos de productividad y calidad de trabajo, la familia Caslini ha visitado il Surface Tech Lab de Villa Verucchio para tocar con manos las ventajas de aplicación de la amplia gama de soluciones SCM para el lijado. ¿El resultado? Otra adquisición, para objetivos aún más ambiciosos.
Al lado de las marcas más importantes del diseño mundial con soluciones de decoración exclusivas y de valor. Que sea una mesa, una cajonera o un más pequeño revistero, hay siempre una cosa que nos llama la atención en el showroom de Mobart 85: una singular cura para el detalle.
La originalidad y calidad del producto son una vera misión para esta empresa especializada en la producción de muebles y arquitectura de interiores. Nos encontramos en Inverigo, en la provincia de Como, en una tierra como la Brianza, que para el mundo internacional del mueble ciertamente no necesita presentaciones. Giuseppe Caslini lleva adelante con pasión la empresa de familia del 1985 después de haber acompañado por un periodo el padre Renzo. Pero todo había nacido mucho antes, ya en los primeros años ’40, con las primeras producciones de muebles por parte del abuelo Mario en un pequeño taller.
“En 1985, después de haberme graduado, tenía que elegir entre dos caminos: emprender una actividad toda mía, diferente de la producción de muebles, o llevar adelante la empresa de familia. Escogí esta última posibilidad y fundé así la Mobart 85” cuenta Caslini, hoy acompañado por las hermanas Betty y Maria e el nieto Daniele, representante de una cuarta generación ya hoy muy activa en la “Mobart 85 Factory”.
La actividad se desarrolla en dos canales paralelos, pero siempre para una clientela final de lujo. De un lado hay la producción por cuenta de terceros de muebles de particular calidad, que llegan a todo el mundo por cuenta de algunas de las empresas más conocidas y apreciadas en el sector. Bien el 80 por ciento de estos productos se vende en el exterior. De otro lado, hay una gestión de un servicio de arquitectura de interiores y de producción a la medida, especialmente para mansiones, cocidas a nivel sartorial sobre las personales exigencias de los clientes y de los arquitectos. Todo desde el proyecto hasta la entrega.
Haciendo uso de su vasta experiencia de varias décadas, Mobart 85 tiene una visión clara de como ha cambiado el trabajo en el mundo del mueble de ayer a hoy. “Nuestra clientela se ha vuelto siempre más exigente. Exige un producto de calidad y controlado, exige que se respeten los tiempos de entrega, que son siempre más apretados, y que se trabaje siempre más también en modalidad “lote 1” y “just in time”. Las exigencias son entonces las de una mayor flexibilidad y rapidez, pero manteniendo siempre alto el nivel de calidad”.
Retos aún más difíciles para una empresa que realiza todo internamente. “Empezamos del proyecto ejecutivo o del rendering, para después desarrollarlo a nivel técnico y productivo. Entramos así en el detalle de cada pieza y producto que compone el mueble – añade Caslini -. Todo después se manda a producción y se maneja con un software innovador que nos permite trazar todo el flujo productivo con un rigoroso control de la calidad: de la carpintería, para las ejecuciones más manuales a las cuales una empresa artesana como la nuestra no tiene que renunciar nunca, el producto pasa al trabajo en los centros de taladrado y fresado, después al lijado, al pulido y, para concluir, al reparto montaje, ensamblaje y embalaje, con etiquetado y envío al cliente”.
¿Cuanto es importante la tecnología? “En estas décadas hemos tenido que seguir el ritmo. Hemos mejorado algunas plantas adquiriendo nueva maquinaria más eficiente. Al mismo tiempo nos hemos dotados también de programas de gestión de diseño en fase 3D de última generación, para manejar al máximo la producción con atención a cada mínimo detalle. Con las nuevas soluciones tecnológicas adoptadas – sigue el dueño de Mobart 85 – logramos realizar un producto mejor con tiempo de trabajo más rápidos. Es difícil de cuantificar, peor pienso que durante estos años, gracias a estas máquinas majeadas todas en 4.0, hemos ganado un 20% de productividad”.
La lijadora “dmc system” es la última compra hecha con SCM. “Una máquina para nosotros muy importante porque nos permite calificar y mejorar el lijado del panel, tanto bruto como barnizado – explica Caslini -. Siendo una solución muy eficiente, compuesta por varios grupos operadores, esa nos permite trabajar y lijar también las puertas de muebles ligeramente excavadas y muebles con incrustaciones de madera sin marcar el panel”.
Gracias a la “dmc system” de SCM, Mobart 85 ha entonces logrado una mayor calidad de producción en esta fase de proceso, logrando también a ganar nuevos pedidos muy interesantes.
A completamiento del proceso, la empresa de Como tiene también otra lijadora SCM, “dmc sd 70” para el calibrado del panel bruto.
El primer “amor a primera vista” con el Grupo de Rímini pasó, pero en el 2016, cómplice un centro de trabajo para el taladrado y el fresado llamado a sustituir en ese momento un pantógrafo de 4 ejes, ya en dotación desde varios años. “Hemos querido aumentar calidad y productividad, así hemos adquirido una “morbidelli m800” con mesa de trabajo automática – continua Caslini -. Estamos muy satisfechos del nivel de precisión y exactitud de los trabajos, controlados al decimo. El set-up automático de la mesa de trabajo nos ha consentido también agilizar el trabajo de los paneles reduciendo notablemente los tiempos de proceso”.
En el 2018 nació la exigencia de un segundo centro de trabajo. Mobart 85 ha entonces adquirido una “accord 25 fx”, siempre con mesa de trabajo automática aumentando así ulteriormente la productividad y calidad de trabajo.
“Ho elegido SCM porque sus soluciones tienen una tecnología en nuestra opinión más avanzada. No me refiero solo a las características técnicas de las máquinas y de los centros de trabajo, como las mesas automáticas que son más eficientes respecto a otras tecnologías de esta categoría. Me refiero también a su estructura, un aspecto que siempre he tenido en consideración antes de hacer una inversión: como ha sido construida la máquina, como viene gestionada, la limpieza, el utillaje, las herramientas…Son todos particulares para nosotros fundamentales y por los cuales SCM ha prevalecido sobre otros potenciales proveedores.
Particularmente apreciada por Caslini y sus colaboradores, también la posibilidad de visitar los Technology Center y el Surface Tech Lab del Grupo de Rímini, para ver de cerca las máquinas y probarlas junto con los expertos SCM.
“Ha pasado también recientemente, cuando hemos adquirido la dmc system – concluye el dueño de Mobart 85 -. Hemos estado en el Surface Tech Lab un día completo para haber una demostración concreta de todos los trabajos sobre el panel para nosotros más importantes, también las más complejas.
Los profesionales SCM nos han permitido hacer estas pruebas y lo he apreciado mucho porque así he podido hacer una elección de compra más consciente”.
No es de extrañar si para una empresa tan atenta a la cura para el detalle en sus propios trabajos, los particulares hagan la diferencia. Especialmente cuando se trata de invertir en tecnología para modernizar sus propias plantas y optimizar sus propios procesos productivos.
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